El bonsai, por la peculiaridad de vivir en una zona restringida de tierra de manera artificial y sin posibilidad de encontrar agua por si mísmo si no se la damos nosotros, va a manifestar de una manera muy precoz la falta de ésta. Al principio los primeros síntomas serán semejantes a los que aparecen por el exceso de agua y la planta comenzará a amarillear.
En este punto y si el riego se repone con prontitud podremos salvar nuestro bonsai, el cual comenzará a reparar el sistema radicular dañado por la sequía y aunque tarde en verse un árbol sano éste no morirá. Sin embargo... si la falta de agua persiste, la planta se marchitará para acabar muriendo de sed; ya no habrá nada que hacer.
Por eso cuando se acerquen las altas temperaturas con la llegada del verano debemos prestar especial atención al riego pues la falta de éste puede acabar con toda nuestra colección por un descuido... Si con las altas temperaturas nos percatamos que hemos olvidado regar uno de nuestros árboles y éste tiene signos típicos de falta de agua podremos intentar recuperarlo realizando un RIEGO POR INMERSIÓN. Éste consiste en llenar un recipiente con agua y sumergir nuestro bonsai hasta que el agua cubra toda la maceta.... Notaremos que salen burbujas de aire del sustrato seco...y dejaremos el árbol allí sumergido hasta que cesen las burbujas... Después colocaremos a nuestro bonsai a la sombra, no abonaremos ni aplicaremos fitosanitarios... Si hemos llegado a tiempo sobrevivirá.